Al Coyote también se lo conoce como "Pollero", aunque en realidad nunca cruza, sino que es el patrón, el que en realidad lo hace es el guía, y una vez del otro lado, la tarea le sigue al chofer que lo lleva a Los Ángeles, con la camioneta llena de "pollos".
Las charlas surgieron en Taxco (capital nacional de la plata), estado de Guerrero, a dos horas del Distrito Federal y a unas treinta de la frontera de Tijuana, es decir, casi en pleno centro del país. Pero para el caso es lo mismo, México se vuelve pequeñito cuando se trata de cruzar "para arriba". Estar en el estado de Sonora, o en Chihuahua, o en Chiapas a 4000 kilómetros, es la misma cosa. Por eso para cualquier mexicano escuchar contar estas anécdotas no tiene nada de extraordinario. A pesar de esto, en estos relatos casi sin interrupciones (sólo algunas preguntas de orientación), estuvo siempre presente el entusiasmo entre las palabras. Por eso es que decidí dejarle el lenguaje textual, valen las aclaraciones de algunas palabras "mexicanas".
Esteban y Andrés no son los nombres verdaderos de estas personas, por razones obvias. Uno trabajó como chofer para los "polleros" o "coyotes", la vía más utilizada para cruzar por tierra hacia los Estados Unidos desde el sur. El segundo cuenta su experiencia en el cruce como "pollo" y luego del otro lado, lo que vendría a ser "el Gran Gallinero..."
En la primera parte de esta nota comenzamos con Andrés, el pollo, continuamos ahora con el relato de Esteban y los recuerdos de sus días de pollero.
Esteban
Esteban tiene unos treinta y cinco años, fornido, lleno de seguridad, quizás en ocasiones cause un poco de temor, pero a los minutos de charla, ya te demuestra ser un tipo de confianza y de los que no matan una mosca. Pero se le nota experiencia, que no compra buzones, que las anduvo y que no se las inventa. Y no hay arrogancia en sus palabras. Mirando casi constantemente a su hija que juega con una muñeca, se le ve la satisfacción en los ojos de tenerla cerca.
Los levantones
Pollero es la persona que pasa la gente, el dueño, el patrón... el que le paga a los guías y al chofer, se los conoce más como coyotes, pero es igual. Yo era nada más que el chofer. Había puntos específicos que nosotros teníamos para levantar, por ejemplo "El arbolito", "Los paredones", "Pila uno", "Pila veinte", y así yo ya sé a dónde me voy a parar. Entonces llegas, apagas las luces, te paras, sale la gente corriendo, suben al carro, te jalas, y ya, hasta Los Ángeles... cuando manejas no te bajas para nada.
Yo siempre en San Diego me pasaba a la gasolinera, llenaba el tanque, compraba unas papas, galletas, refrescos para cuando llegara la gente y les decía "Agáchense bien, no saquen las manos ni las cabezas", yo los llevaba así como una hora y media por una carretera que se llama Freeway 8, que es la más peligrosa, donde patrullan más, sheriff, marshall, migras, y después de que pasaba cierto punto les decía "Ahí tienen papas, aguas, los dos de allá, enderécense un poquito", porque llevo chavos en la cajuela también (baúl), son carros que llevan la tapa atrás, le quitamos la tapa y por la puerta se metía gente a la cajuela, nosotros más que nada levantábamos en carritos chiquitos, otros usan camionetas, pero llaman más la atención, metíamos ocho, diez personas, en el asiento de atrás cuatro, en la cajuela tres y adelante otros dos...
Hay muchas anécdotas. Una ocasión me causó mucha impresión una muchacha que iba embarazada, ya llevaba como seis meses, de hecho yo me di cuenta después, los nervios te hacen decir mucha grosería: "¡No se muevan hijos de su puta madre que los van a ver, si los agarran, hijos de la chingada, no van a decir que yo soy el chofer, ok?!, ¡al hijo de su puta madre que lo diga yo les digo que él es el guía y nos llevan a la chingada a los dos!", entonces de esa manera tú los espantas para no correr tanto riesgo... En este caso sube la chava y doy una curva y por una lámpara la veo y le digo "Estás embarazada o qué?" "Sí", me dice, y le digo "Que estás loca?, si en el cerro te caes y se viene tu hijo, qué pasa?, te desangras y te mueres y de quién es el problema, tuyo, de tu esposo o del guía?", y ella me dice "Es que.. la necesidad..." "Sí, te entiendo, pero no debes hacer eso, tienes hambre?" "Sí, mucha" "Bueno aguántame tantito, ahora llegamos y te invito algo de cenar" Y fuimos a cenar y me dejó su teléfono y me dijo "Sabes qué?, sos muy buena onda, a mí me habían dicho que los choferes eran así y asá..., y no te da miedo hacer esto?" "Bueno, tanto como miedo no, porque alguien lo tiene que hacer, si no soy yo es otro, porque si tú quieres cruzar, alguien lo va a hacer..."
Y otra ocasión en que un guatemalteco iba "Ya sácame!, ya no quiero llegar!, aquí déjame!" y me faltaban diez millas para llegar y yo iba bien nervioso pero no lo puedes dejar, más que nada por lo que le va a pasar a él...
El pago
... por ejemplo si tú me dices que quieres cruzar, digamos, a Chicago, nada más te pagas el boleto hasta Tijuana, una vez ahí yo como pollero me hago responsable de ti, de darte hospedaje, darte de comer, hasta cruzar la frontera, y no me vas a pagar nada... Haz de cuenta tú me dices "Aquí está el teléfono de mi hermano, de mi primo, de mi tío", y llegando a Los Ángeles, yo lo llamo y le digo "Aquí está tu familiar, ¿cómo le hacemos?", y él me dice "Bueno, tráemelo aquí a Chicago, o yo bajo a Los Ángeles", porque andar por Estados Unidos es como andar aquí en México...
También están los que se hacen los vivos y no pagan, en una ocasión... me pasó a mí exactamente, había una patrulla vigilando, entonces me doy la vuelta y me meto detrás de una gasolinera, y les digo "Tírense bien, ahorita regreso, voy a tomar un café, voy a vigilar", me meto al café y estaban dos "placas" (policías) afuera buscando, entonces cuando regresé ya sólo estaba un muchacho, los demás ya se habían ido, pero esas son gente que ya conocen, agarran un taxi y llegan solos, después ya no los agarramos más... pero bueno, yo no me podía arriesgar...
O por ejemplo, si yo te llevo a ti, yo te levanté de la ruta, todavía no me pagas, no? , y me paro en una gasolinera y tú como vivo te bajas y yo te digo "Ven, vámonos", y tú me dices "No, si me quieres jalar yo le hablo a una "placa" ahorita y le digo que tú eres el pollero", pues obviamente que a mí no me conviene, entonces ya lo dejo ir, pues, ni modo...
Las caídas
Me agarraron muchas veces los de la migra, tengo 26 agarradas pasando la frontera, de más o menos 35 veces que pasé en un lapso de seis meses. Hay un helicóptero y dos avionetas patrullando el cerro. Ese cerro se llama La Rumorosa. Entonces si te ven bajan o te avientan a las demás patrullas: "Sabes qué?, van para tal parte, espéralos allá abajo"
Cuando me agarraba la migra nada más me tomaban los datos y para afuera, me tenia que ir a México, no te meten preso ni nada, y ahí nomás otra vez a cruzar, a veces me quedaba un par de días en Tijuana a echarme unas chelitas (cervezas) y otra vez...
Cuando te agarran como chofer también te quitan el carro, es decomisado, y luego a comprar otro, y ya, por supuesto los carros nunca están a nombre del pollero, las placas están mal, son chuecas, la visa de la renovación anual que se le pega es robada, nada es legal...
Con respecto a eso que dicen que te disparan si te encuentran cruzando, esos son los migras mexicanos nacidos allá, no son americanos, principalmente los texanos, son los más racistas, y más los de civil, esos si a mí me agarran manejando un carro con ilegales me agarran a golpes, pero gracias a Dios nunca me pasó... Un gringo es diferente, te echa al relajo (broma), porque, tú ves aquí los mexicanos somos pura grosería: "No mames, wey", entonces a ellos les gusta que les enseñes, les gusta tu ambiente, en cambio un descendiente de mexicano te odia... Los mismos mexicanos somos más racistas que los gringos. Lo que yo vi es que un gringo te tiende un poco más la mano.
Lo más feo que viví fue cuando una muchacha de la migra nos agarró y nos golpeó las pelotas, ya habíamos cruzado la frontera y nos agarraron en la carretera, era una de esas machorras, descendiente de mexicano, nos dijo "Tienen muchos huevos?, ahí tienen entonces". Nunca me pasó nada más que eso porque yo tengo seis años manejando y no me gusta arriesgar la vida de nadie. Si yo miraba la sirena de la patrulla, ahí nomás me orillaba, y les decía "Ya nos agarraron", nunca intenté correr para que me echaran las púas o el helicóptero porque ¿que tal si mato a una persona?, y si me agarran después la condena es peor. Te ponen un delito que se llama poner en peligro la vida de los inmigrantes. Y es muy difícil escapar, así que...
La peor agarrada fue la última, cuando me dieron casi un año. Esa noche, pues... yo usaba dos nombre allá, mi verdadero nombre y Héctor Rodríguez, y me agarraron con el nombre Rodríguez pero ahí se fijan en la computadora y sale mi récord y me dicen "Usted tiene tantas agarradas..." Yo en Estados Unidos tengo 40 años de deportación, pero eso no me afecta, lo que me afecta es el Provision, un tipo de libertad supervisada durante tres años. Ya sólo me queda este año en el que estamos cursando. Y ya puedo cruzar otra vez, ilegalmente claro, y si me atrapan son sólo seis meses, pero si cruzo antes de los tres años me dan unos cuatro años de cárcel. Porque son dos delitos, la entrada ilegal son sólo seis meses...
Pero si a mi me agarran cruzando chinos, argentinos o de otros países la pena es más grande todavía, porque a ustedes les cobran más para entrar. Por ejemplo a un mexicano a Los Ángeles le cobras unos 1400 dólares, pero a un argentino le cobramos 2500. porque nos penan más, si nos agarran con un argentino o un guatemalteco te dan más años. Nosotros pasábamos puros mexicanos. Por eso estuve sólo casi un año en la cárcel... Es más penado el tráfico de ilegales que de marihuana común, por marihuana te dan unos cinco meses, aquí en México te dan años...
Cuando me agarró la migra en la entrevista me preguntaron si yo iba manejando la camioneta, y yo le dije "Sí señor", "¿Y para quién trabaja?", "Yo no trabajo para nadie". O sea yo tuve que inventar un rollo, me entiendes?, no podía decirle yo trabajo para tal persona y me paga tanto, entonces le dije "Yo quería cruzar la frontera pero no tenía dinero para pagarle a un pollero" "¿Y tú cómo sabías dónde ibas a levantar?" "Porque iba siguiendo a un carro rojo y me dijeron que donde él se parara yo me tenía que parar" "¿Y lo conocías de antes?" "Para nada" "¿Y dónde lo conociste?" "En Tijuana" "¿Dónde?" "En una paletería (heladería), él me preguntó si quería ir a Los Ángeles y yo le dije que sí pero que no tenía dinero... entonces él me llevó y me cruzó y me dio el carro y me dijo que lo siguiera..." Así fue como yo me declaré directamente como pollero. Ya en el juicio se ve...
Lo que me tocó ver en la cárcel fue un señor que tenía una casa, un clavadero le decimos nosotros, la casa donde yo dejo la gente, yo traigo mi carro, recojo en la ruta, los dejo en esa casa y me voy, ese es todo mi trabajo, y ahí te dicen ya está aquí tu familiar o ya llamó por teléfono. Ese señor estaba en la cárcel por secuestro porque una muchacha lo denunció a la policía porque no tenía para pagar, llamó a la "placa" desde su casa misma, y a ella la hicieron ciudadana americana por denunciar a ese señor. Hay muchos casos, haz de cuenta, yo soy guía, y por desgracia se nos muere en el camino, por ejemplo, tu hermana, y nos agarra la migra, y ellos te preguntan "¿Quién es el pollero?", y tú le dices "No sé", y él te dice "Es tu hermana, se murió tu hermana, dime quién los traía, te voy a dar papeles americanos", y por pura ambición tú le dices "Sí, sabes qué?, él me traía". Ahí se acabó la historia del pollero. En ese caso se lo culpa de homicidio y le dan quince años, sólo por tráfico de ilegales le dan arriba de tres años, pero cuenta mucho los antecedentes que tú traigas, hay un oficial que se encarga de investigarte aquí en México, entonces dice "Este no es ratero, no tiene problemas en su país, es un buen muchacho, le vamos a dar otra oportunidad", también te estudian psicológicamente, te hacen preguntas que te jalan y te llevan a cosas que te tocan... "¿Y tú por qué haces estas cosas?" "Pues, la verdad, quise cruzar a tu país para tener una mejor vida, no tengo dinero, allá en México manejando combis gano tanto al día, tengo mi hija..." "Y tu infancia cómo fue?" "Pues mi infancia fue muy mala, no nos alcanzaba para la comida, ni para la ropa, andaba todo el día en la calle..." Inclusive cuando me sentenció el juez, primero me ofrecían de 24 a 36 meses, después de 18 a 24 meses, después de 12 a 18, entonces me dice el juez "Sabes qué, yo te puedo dar hasta diez años" "¿Por qué, señor?" "¿Tú eres pollero?" "No señor, no soy pollero" "¿Quién te paga?" "Nadie señor" Entonces me dice el juez "¿Por qué lo haces?" "Porque... para mí... mi hija es lo más importante..." Entonces le dice mi abogado "Lo que él quería es nada más reunirse con su esposa y con su hija" "¿Es cierto?", preguntó el juez. "Sí, es cierto..." "Bueno, está bien, esta corte te sentencia a nueve meses de cárcel" "Gracias señor..."
(Se le llenaron los ojos de lágrimas, así que seguimos con otro tema)
Las cruzadas
La primera vez que yo crucé fueron unas siete horas de camino. El cerro es altísimo, de pura roca, pura piedra, poquitas ramas chiquitas, y arriba llegas a la línea que divide México de Estados Unidos. Llegas a un punto en el que esperas dos horas más hasta que no pasen las patrullas de camino, como a las ocho de la noche bajas, cruzas el canal, luego a la Freeway 8 y esperas al carro que llega y apaga las luces y corres, para eso los polleros te dividen en grupos, éramos 15 nos dividieron en tres de cinco: "Ustedes van al primer carro, ustedes al segundo y ustedes al tercero", entonces tienes que estar bien alerta para no regarla... y así crucé por primera vez, y esa vez no me agarraron, me agarraron al mes y me sacó la migra...
El Canal de las Américas es un canal de aguas sucias que sale de Estados Unidos, mide unos doce metros de ancho y la corriente la lleva abajo. Ahí los cruzan en unos botes inflables. Uno tiene el bote de un lado y le tira la cuerda a los que cruzan y la amarran y luego la tiran otra vez...
Cruzar son siete horas, con el calor que está haciendo ahorita, imagínate, pero tú sólo piensas tengo que llegar, tengo que llegar... En una ocasión me regresé, estaba deshidratado...
Se te hace costumbre cruzar, ya llegas arriba, y ya tienes tu lugar donde te vas a sentar, ahí esperas un rato hasta que anochezca y a bajar pa' abajo, y ya llega un momento en que te gusta, la emoción, la adrenalina, la aventura de que vas cuidándote y vigilando para todos lados, sin mover mucho la cabeza, porque si un patrulla ve que tú mueves mucho la cabeza piensa que tú eres el guía, se me levantaba la adrenalina un cien por ciento, y mi corazón a mil. Y luego de chofer también, y yo emocionado de que ya iba a llegar, pero tienes que ir muy alerta, porque de San Diego al levantón, donde levantas, es una hora, normalmente es una hora y media, pero tienes que ir como a 90 millas (unos 170 kilómetros por hora), vacío claro, de vuelta ya vas a 70 o 60, y cuando vas pasando los otros carros vas viendo cuáles son y todo eso, "ah, este es un carro normal", y los vas contando, y cuando vas a llegar al levantón te volteas, y "¡hay wey!, ¡viene otro carro más!, y dónde se metió este carro", entonces me paro tantito y lo dejo que se pase, no vaya a ser un migra de civil, después sigues hasta llegar, ya se levantó la paz y ¡pá!, levantas y te vuelves sin luces unos cien metros, y los traileros (camioneros) te ven levantar, carros te ven levantar, y no pasa nada, a ellos les vale madre (no les importa), son gringos, y es ilegal pero ellos saben que un mexicano es muy útil allá, te diré..., en una ocasión me metí a la construcción, tres días nomás, y no lo aguanté...
Hay veces que te encuentras con patrones, o polleros, que no te responden, pero el que era mi patrón no... Una vez nos íbamos a quedar en el cerro porque andaban mucho las patrullas, entonces el guía nos dijo que nos íbamos a quedar ahí, entonces avisaron al lado de México y de ahí nos trajeron agua, jamón, tortillas, chiles, frío por supuesto.
Además mi patrón le pagaba a gente de la federal de México y ellos le avisaban si estaban arriba para que no los mandara, entonces nos pasábamos una semana sin trabajar hasta que se fueran.
En cambio te encuentras con casos como... Por ejemplo, tú te vas con tu novia o tu esposa y te vas así nomás sin saber nada, en Mexicali vamos a decir, y llegas a la frontera y hay un montón de gente que te llama "¡A Los Ángeles, a Los Ángeles!", entonces les dices "¿Cuánto me cobras?, vamos a... Chicago..." "Y bueno, te cobro 2500" y tú te avientas y le dices "Pues, órale, somos dos" y son 5000 dólares, y ellos te dicen "Dame la mitad", y tú le dices "No te voy a dar nada, te los doy cuando esté del otro lado". Entonces el pollero ahí se pone de acuerdo con otros y les avisan "Oye, ahí llevo este jale que llevan dinero, wey..." Y al rato te cruzan y te asaltan, y son los mismos que estás contratando para que te crucen. Y hasta a veces violan las mujeres.
Otros casos en los que ya no aguantas tú o tu novia y ahí los dejan tirados en el medio del monte y se pierden... por eso es que hay muchas muertes para cruzar la frontera...
...yo me imaginaba siempre una cerveza empinándose, no puedes llevar mucho agua por la carga, cuando mucho, un litro y medio, y nomás ir mojándote los labios. Y si por ahí no te levantan y te tenés que quedar otro día y no te traen agua por cualquier cosa, imagínate... Y eso sucede cuando... yo te lo explico como chofer, muchas veces no pasábamos a levantar porque ves una patrulla y avisas "Sabes qué, está muy caliente, no voy a levantar", para qué te vas a parar, ¿para que te agarren con la gente?, no tiene sentido, más bien que aguanten un día mas, porque te pones a pensar en todo lo que pasaste para que nada más te agarren...
A una chava le tuvimos que sacar una espina una vez y ya no podía caminar. A este pié me lo jodí en una zanja sin agua, yo echaba la gente adelante y me subí al último y quise brincar y no alcancé y caí con todo el peso en el tobillo, llegando a Los Ángeles con el pié así de hinchado...
Y una vez, llevábamos dos chinitas, una gordita y una bien delgadita, yo estaba cruzando también y para levantarnos faltaba una media hora, yo llevaba a la gordita de la mano, "No te sueltes de mí", pero ya se me iba cayendo, entonces el guía le dijo a su compañero "Quédate con ella, vete más despacito". Nosotros nunca dejamos a una persona tirada diciendo "Sabes qué?, me vale madre que te mueras, ahí quédate", porque ante la ley de la tierra es sólo un delito, pero nos tocamos el corazón para hacer eso...
En una ocasión miramos un grupo de cuatro chicas, estaban hasta arriba ya tirados, en esa ocasión no bajamos porque nos estaban vigilando, entonces nos quedamos debajo de unas piedras, y al salir ya estaban con los labios secos y blancos, ellos eran de otro grupo, y llega una chava y me dice "Eh, que traes...", entonces los revisamos, les pasamos suero, le mojamos la boca y le dijimos "No tomes, espérate", y así hasta irse hidratando otra vez, entonces les preguntamos con quiénes venían. "Nos dejaron los polleros, nos dejaron aquí tirados", así que les dijimos, "No pues, péguense a nosotros, ya vamos a llegar" "No, quiero ir a México, ya queremos regresar, ya no quiero nada...", eran de Guadalajara, hasta que las convencimos y las cargamos hasta el levantón y ya las entregamos, nosotros nunca dejamos a una persona tirada. Después ellos nos pagaron a nosotros, claro, por eso te decía que no hay que pagar antes...
La cárcel
Allá no te golpean, nada, pero... te golpean más duro, sabes?, con el procedimiento. Cada vez que sales a la corte te hacen sentir mal. Te desnudan, te revisan completo, por si metes drogas, algunos llenan preservativos y se los meten por detrás. Luego te desnudan con las preguntas. Hay mujeres, pero tú no puedes voltear a verlas. Incluso las cárceles tienen vista hacia la calle, hacia la playa, entonces te pones a pensar, ¿qué me dio por estar aquí?, y realmente lo sientes, yo podría estar con mi hija... Y lo más triste es la navidad... Y yo le decía a Dios, sabes qué, pues, déjame salir, perdóname. Y juré, la verdad, ya no volver a trabajar en eso.
Antes había estado ocho días, quince días. Ahora ya estaba por tráfico de ilegales. Yo al principio me declaré como pollero, tienes que aceptarlo porque sino es más difícil, sabes?, si tu dices que no, te dicen si quieres abrir un juicio, y eso demora arriba de un año, así que la llevas de perder, mientras tanto estás dentro, y si dices que no eres el pollero te joden hasta que digas quién es. La verdad es que todos, sin excepción, somos trabajadores, a nadie se le cree lo que dije, de que yo vine como pollo y me pusieron a manejar, porque es ilógico, seguro que para alguien trabajas, que ellos hagan de que te creen es otra cosa, porque ellos lo que quieren es hacerte caer bien, por ejemplo ahorita, imagínate de que yo me voy y sigo levantando, ¿tú crees que me van a creer de que yo soy pollero?, me van a decir "Eh, tú ya estuviste aquí por tráfico de ilegales, ahora estás de nuevo, ¿para quién trabajas?"
A mí me ofrecían treinta mil dólares por denunciar a mi patrón y me daban papeles, pero... yo pensaba, esto es una trampa, si yo les decía "saben qué, sí, mi patrón vive en tal parte de Tijuana, ve y agárralo", yo voy atrás, porque soy cómplice, no soy víctima. Y después puedo tener consecuencias más graves con mi patrón. Pero yo no lo denunciaría a él por lo que se portó conmigo, la verdad, porque cuando yo estuve en la cárcel solamente una llamada le hice: "Sabes qué primo, estoy preso, mi número es 82-60-30-95-97, estoy en el de San Diego, segundo piso, dormitorio 165" y eso fue todo, él me empezó a girar dinero, 50, 100 dólares cada semana, para que yo comprara cosas, te dan cosas pero no de calidad, una pastita chiquita, un cepillito, entonces con dinero te compras sopas, atún, papas, shampoo, talco, lujos... Y cuando volví a Tijuana me ofreció la oportunidad de trabajar en un taxi, pero la verdad, como te digo, la pienso por ella (señala a su hija). Porque lo que mi patrón quiere es que yo mueva la gente en México, pero las cárceles de aquí no se comparan... y aquí es doble la sentencia, aquí son arriba de seis años. Aquí estuve una vez por un problema leve, tres meses nomás, pero fueron peores que los nueve de allá. Allá si tu no te quieres levantar a desayunar a las cuatro de la mañana, no desayunas, te dan avena, café, huevos, si no quieres no importa, ahí lo dejas, a las once te levantas, te das un baño y comes, te dan pizza, macarrones, hot dogs, hamburguesas, solamente el tres de mayo nos dieron mole (comida típica mexicana) con tortillas de maíz y frijoles con queso, porque aquí se festeja el día del albañil, es cuando los albañiles aquí ponen una cruz, echan cohetes y la dueña de la casa les hace una comida, les invita de beber, y la verdad que comer frijoles en la cárcel, no mames, para un mexicano es la gloria, ¿y con el picante?, sólo un chile nos daban cada mes, tenías que hacerlo durar, yo lo cambiaba por la mostaza.
Ya en migración es otra cosa, ya es más bonito, tienes un trato todavía mejor que en una cárcel, ahí nos daban pavo, pollo, chiles de vinagre, ya si te agarran los mexicanos no, los gringos son los que te tratan bien, y no lo entendía yo, en una ocasión cuando iba saliendo me dice un gringo: "Adiós Héctor... Esteban" "No, le digo, me llamo Estaban", y me dice "Tú eres pollero" (todo con acento inglés) "No, fui pollero, ya no más pollero" "Ok, amigo, suerte, México te espera, no más pollos men, es malo, mucho tiempo en cárcel no es bonito" Sí, te digo, un gringo es más buena onda, la verdad...
...y no te maltratan, no te gritan, inmediatamente te dan un abogado, yo aquí tengo la tarjeta de mi abogada, llegas a la cárcel y te dan tus chanclas, tus tenis (zapatillas), calcetas, playeras, pantalones, camisetas, sábanas, tienen televisor, mesa de billar, baraja, dominó, gimnasio, máquinas para correr. Y no te obligan a hacer nada, si tu quieres estar durmiendo o ver todo el día tele, es tu problema, pero por ejemplo si un guardia se da cuenta de que no te levantas a desayunar ni a comer viene y te habla: "Hey, qué pasa, qué tienes, por qué no comes, estás deprimido, quieres ver a un psicólogo", entonces te sacan y te llevan con un psicólogo, y tu le platicas: "Sabes qué?, estoy deprimido por esto o por lo otro" y entonces te dan unas pastillas para que puedas dormir y te vayas acostumbrando. O sea, ahí no recibes mal trato, para nada. Lo único feo es cuando te sacan y te amarran con cadenas a los pies y a las manos y apenas vas caminando... y por ejemplo yo puedo hablarle al consulado mexicano y le digo "Sabes qué?, este señor no me dio de comer cuando me llevó a la corte" y al otro día ya están ahí y "Cuál es el problema?, quién no te dio de comer?" "Pues, él" "Y usted por qué no le dio de comer?" "Porque ya era tarde" "No me interesa, usted le tiene que dar de comer a la hora que el llega a la corte"
La verdad, yo pienso... porque aquí en México también he estado en la cárcel, y... no lo comparas con nada, aquí de verdad sí que es pesado, porque aquí no tienes permiso, no tienes juegos, aquí te golpean. Incluso allá cuando te agarra la migra no te tratan mal ni nada, te dan galletas, jugo, "Come", te dicen, "quieres un sándwich?, come, ahorita hablamos".
Bueno, todas las cárceles son diferentes. Con los Sheriff no nos sacaban para nada a la yarda a correr ni nada, en San Diego sí, una hora diaria en la terraza, y convivías con otros chavos... La peor de todas es la de Texas, donde está los Rangers, ahí te maltratan, te gritan, te insultan, pero ahí estuve sólo un mes...
En la cárcel donde estuve había de todos lados, colombianos, cubanos, chinos, argentinos, entonces se dividen, les dices "Yo soy paisa", es decir de Latinoamérica, y ellos te dicen "Entonces ven con nosotros, rola con nosotros". Hay varios grupos, chinos, sureños, norteños, gringos, negros y paisas. Todos los latinoamericanos rolan con los paisas. Los gringos rolan con los gringos, los negros rolan con los negros, los chinos rolan con los chinos, entiendes? Y están los mexicanos nacidos allá, descendientes de mexicanos que se ponen un tatuaje: "Sauth 13", son sureños, y los norteamericanos puros que son de Los Ángeles para allá, ellos se ponen "North 14", ellos tienen pleitos todo el tiempo, los sureños con los norteños... Entonces un sureño cuando ve que en una prisión hay poquitos sureños se junta con nosotros, con los paisas, entonces cuando tu llegas por ejemplo yo te digo "Que onda, ¿de dónde eres?, ¿con quién rolas?" "Pues, yo soy paisa" "Entonces ven con nosotros, toma, aquí tienes sopas, papas, shampoo, crema, toma lo que quieras mientras te llega tu libro", que es el dinero que tienes guardado. "No traes chanclas todavía?, ok, te presto estas mientras te dan las nuevas", porque no puedes entrar a un baño así, descalzo, por el hongo y todo eso...
Yo pienso que como el ochenta por ciento de las cárceles de California somos mexicanos.
Y así están las rayetas, son los pleitos, por ejemplo los paisas contra los sureños, porque la televisión es repartida, nos dividíamos una hora en español y una hora en inglés, en una ocasión un sureño llega y cambia sin pedir permiso, entonces nos paramos "¿Qué onda?, debes pedir permiso" Si pides permiso, no hay problema, pero... o si escupes al piso, o si vas al baño y no le echas agua, y muchas veces lo hacen a propósito para las rayetas, a este diente (me muestra) me lo tumbaron con un candado dentro de un calcetín. Con los gringos no hay problemas, jugábamos baraja, dominó, los más difíciles de congeniar con ellos son los negros. Los sureños tienen problemas con nosotros, porque se creen gabachos (gringos), se creen más que uno.
También hacíamos vino, nosotros les decíamos pisto, echábamos a perder por ejemplo la naranja, la manzana, pan, lo echábamos a una bolsa hasta que se echara a perder, después lo exprimes y salen unos cuatro botes, y sientes la sensación como de una cerveza.
¿Y ahora qué?
Allá estuve un año en total, dentro de ese tiempo fueron los seis meses en que pasé las 36 veces, después me metí a trabajar con los polleros hasta que me metieron preso. Ahora ya no más, me gustaría ir otra vez pero a trabajar honradamente, pasando igual, claro. Inclusive en la cárcel hay gente que te ofrece oportunidades.
Cuando llegué aquí vine bien perseguido, sientes todo el tiempo como que te van siguiendo. Tardé para acoplarme otra vez a esta vida. Porque en la cárcel estás seguro. Y hay personas que se acostumbran a estar en la cárcel. Un chavo de 20 año que trabajaba para un pollero también, estuvo un año, lo sacaron, volvió a caer, estuvo dos años, salió, volvió a caer en ese mismo año y le dieron cinco años. Y a mí me decía "Pues aquí estoy a todo dar, tengo comida, tengo todo", no le importaba la libertad, su esposa lo había dejado, es gente que no valora la libertad. Yo pienso que no hay nada más valioso que la libertad, así no tengas que comer, aunque te aguantes todas las incomodidades...
Y ya terminamos la charla porque una combi de pasajeros lo esperaba para seguir chambeando (Trabajando), mientras su hija seguía empeñada en alisarle el pelo a su muñeca, y mientras el calor del mediodía de Taxco nos corría para la sombra...